sábado, 19 de enero de 2013

Teatro Colón ¿Solo para la Elite...?


Sala del Teatro Colon, durante uno de sus espectaculos.


Desde 1908, cuando se inauguro, hasta el día de hoy, el Teatro Colon ha sido protagonista de una gran variedad de sucesos políticos, económicos y sociales. Casi se podría afirmar que forma parte como testimonio imborrable de toda nuestra historia del Siglo XX. Durante mas de cien años, el Teatro Colon ha sobrevivido a ataques y reproches por parte de una parte de la sociedad que según ellos mismos argumentan, puede asistir solo una "Elite", y el alto costo económico de su manutención no sirve a los intereses del pueblo en cuanto al arte de nuestra Nación.

No es la primera vez, este prejuicio vive fuera del teatro casi desde su construcción, y a lo largo de la historia las opiniones se mecieron en un vaivén según las distintas ideologías políticas de la época. Pero, ¿Que hay de verdad en estas acusaciones...? ¿Es el Teatro Colon un teatro de Elite, donde solo una minoría de la población puede acceder?. La respuesta es un contundente NO, y explicitare a continuación cuales son los argumentos que sostienen mi respuesta.

La principal crítica que recibe al respecto el Teatro se basa en el excesivo precio de las entradas, las cuales prohíben y limitan al común de la gente a poder acercarse a sus espectáculos. Esta afirmación no es más que un mito que poco que ver tiene con la realidad. Existen varias muestras de esto. Por empezar, las personas que asisten al teatro pertenecen a distintas grupos sociales, no siendo verdad que se trate solamente de personas de clase alta. El teatro tiene capacidad para 2487 espectadores sentados y alcanza los 4000 si se incluyen los parados, repartidos todos en los varios pisos con los que cuenta la sala. Durante los espectáculos los precios de las localidades suelen partir de $50 (2013). La ubicación no es la más privilegiada de todas, eso hay que darlo por sentado. Pero si uno observa durante una función podrá ver la cantidad de personas que adquieren las localidades económicas para disfrutar igualmente del espectáculo. Esto es así a tal punto, que suelen agotarse mas rápidamente las entradas económicas que las mas caras que por lo general es la platea, que puede llegar a precios bastantes altos ($3000 es lo máximo que he visto, durante el Colon-Ring en la temporada 2012). Frente a un abanico tan gran de precios, el Colon abre sus puertas a todos los que desean disfrutar de un momento sumergidos en el placer de escuchar una música única, en un ambiente acústico que incluso es valorado mundialmente. Una vez escuche a un hombre decir que nunca en su vida había abandonado al teatro. Cuando no tenia casi dinero, solía ver las funciones de parado en la parte mas alta (Paraíso), y cuando el dinero se lo permitía podía darse el lujo de acceder a mejores localidades. Es decir, el dinero no era un impedimento, sino que el poder concurrir al teatro solo nacía de si mismo, del deseo de escuchar una determinada obra. Muchas mas a mi favor, en el 2011, el sociólogo Claudio Benzecry publicó “El fanático de la ópera: etnografía de una obsesión”, una investigación sobre el público asiduo del Teatro Colón, demostrando que contra el estereotipo que prejuzgaba como miembros de la aristocracia a los usuales visitantes del Colón, el público de melómanos y fanáticos de la ópera que concurría asiduamente al teatro era de toda clase de nivel socioeconómico.

Función de Gala en 1935.


Otra de las críticas que han acaecido sobre el teatro se basa en que el contenido intelectual necesario para comprender sus obras es demasiado alto, por lo que el común de la gente no asiste a las funciones. Esto es solo una verdad como mucho, a medias. Para asistir al teatro, no se requieren ni grandes dotes intelectuales, ni ser artista, ni vivir en el mundo de lo clásico, ni mucho menos ser un reconocido crítico musical. El único requisito es poder concurrir y esperar a que se levante el telón para poder poner en juego todos los sentidos. Una obra de arte es una expresión, un sentimiento, un episodio, un momento, una historia, dependiendo de la obra y de lo que el compositor de haya propuesto realizar con ella misma. En parte esto ocurre con todos los demás tipos de arte. No es posible prejuzgar, simplemente hay que ir, y sentarse, librarse de toda atadura y prejuicio, y finalmente, cuando el telón cae, preguntarse "¿Que puedo rescatar de todo esto...?". Quizás en algunos momentos sea muchísimo, e otros sea poco, o quizás nada. Pero lo importante es tratar de recibir el mensaje, comprendiendo básicamente que el compositor quiso basarse en el pentagrama y no en las palabras para describir lo que pasaba por su interior en ese determinado momento. Si bien, es cierto que algunas obras son más complejas que otras, eso es muy común, pues ocurre en todas las artes, como por ejemplo en la literatura. Generalmente, es conveniente empezar de a poco, adquiriendo conocimiento sobre lo popular del repertorio clásico. A esto me refiero, que si usted es ajeno a la música clásica, no decida ir al teatro a ver por primera vez "El Gran Macabro" de G. Lygeti, preferiblemente seria mejor que viera primero alguna opera de Mozart o Verdi. Pero podría hacer la prueba si es suficientemente osado. En mi experiencia personal, la primera vez que escuche opera fue Wagner, y tampoco es lo mejor para empezar, pero a mi me gustaba.

Algo tiene que ser claro. El Teatro Colon es un templo de apreciación musical especialmente construido para desarrollar las actividades musicales que actualmente se desarrollan en el, claramente a toda persona en su sano juicio nunca se le ocurría, por ejemplo, incluir un grupo de rock o de cumbia dentro de las paredes del teatro (En realidad si, pero eso es otro post aparte), y con esto, no significa que se traten de alejar a otras alternativas musicales, simplemente se trata de preservar, lo que a la vista de todos esta diseñado para un fin especifico casi de manera exclusiva. A nadie se le ocurriría un sábado a la noche en una disco de la City Porteña, pedir a un cuarteto de cuerdas que interprete obras de Brahms, y no hay que explicitar mucho el porqué. Lo mismo sucede con nuestro teatro. Varias veces el teatro ha sido victima de errores y equivocaciones por parte de quienes se encargan de dirigir las riendas artísticas que hacen a sus presentaciones, pero esto ya es harina de otro costal.

Vista Panoramica del Interior de la Sala Principal.


Desde mi opinión personal, los invito a todos, a TODOS, a acercarse al teatro, a ser arte de lo que ocurre al traspasar sus puertas. Los espera a aventurarse en un mar de impresiones, sensaciones, deseos, y aventuras. En el Colon, todo tipo de prejuicio debe ser dejado en la puerta de entrada. Una vez arriba el telón, la música se desencadenara como por arte de magia. A partir de ahí, esa parte fundamental del teatro que somos nosotros, el publico, hace que todo cobre sentido de manera magica.

Enlaces Recomendados:
Pagina Web Oficial del Teatro Colon
Los 100 años del Teatro Colon.
Fundación Teatro Colón.
Blog de "Habitues del Teatro Colon".
Acido Domingo (Blog de Humor)

Imagenes: Wikipedia Commons.

Tomas Lopez Cajaraville


2 comentarios:

  1. Muy buena mota, aunque el Colon mismo tiene sus propios "prejuicios o costumbres elitista" que ayudan a sostener esa concepción.

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    1. Grace, gracias por tu comentario. ¿Cuales crees que son aquellos "prejuicios o costumbres elitistas" que sostienen esa concepcion especificamente?.

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