En el marco de su 194º Aniversario, la Ciudad de Cañuelas
optó por traer un espectáculo de música clásica el cual contó conto con la
participación de la ya conocida agrupación “Juventus Lyrica”. Esta no solo
viene promoviendo un espacio de formación para jóvenes cantantes, sino que ha ganado varios premios debido a las
respetables puestas que esta compañía viene llevando a cabo año tras año en el
Teatro Avenida.
La presentación comenzó antes de las 21:00hs, y lo hizo nada
menos que con la archiconocida aria “Largo
al Factotum” de El Barbero de Sevilla. Esto
fue de lo peor que se pudo apreciar durante toda la noche. Voy a enumerar
tres grandes razones que llevaron a este número a convertirse en una verdadera
fantochada. En primer lugar, los
micrófonos no funcionaban correctamente por lo que por momento la voz se
cortaba y la representación simulaba más una prueba de sonido que un
concierto en vivo. En segundo lugar, la
orquesta comenzó sonando particularmente mal, especialmente en el área de
las cuerdas donde se pudieron escuchar fuertes desafinaciones que comenzaron a
ser controladas una vez avanzado el espectáculo. Finalmente, y para terminar de arruinar esta gran obra,
las campanas del campanario comenzaron a sonar de una manera estruendosa
echando por tierra toda posibilidad de lograr un resultado que sea digno de
atención. Lo más lamentable de todo, es que ambos cantantes eran bastante buenos y afinados, a los cuales no tengo
nada para criticarles debido a que tuvieron una participación loable en medio
de semejante caos sonoro. Si bien, esta aria es interpretada por un solo
interprete, no me pareció una mala idea que en esta oportunidad hayan sido dos,
puesto que le agregó una importante dinámica a la actuación sobre el escenario.
Finalizado este primer número, el director Antonio Russo
aclaró algo que todos pudimos escuchar claramente por altoparlante “hasta que no pare el campanario no seguimos”
sentenció. Totalmente entendible su actitud frente a lo que representaba una
total falta de respeto para aquellos que se encontraban cantando en ese
momento.
Mientras la lluvia de heces de golondrina no paraba de caer
desde el cielo de la Plaza San Martin, las campanas finalmente dejaron de sonar
y el concierto pudo seguir su rumbo normalmente.
Luego de este de este desafortunado episodio el concierto
pudo seguir su rumbo habitual y comenzó a notarse cada vez más la
profesionalidad artística que rodea a Juventus Lyrica, especialmente en lo que
respecta a la calidad de sus cantantes. El repertorio abarco grandes obras
tales como “Carmen” de Bizet, “La Flauta Mágica” de Mozart, “L'elisir
d'amore” de Gaetano Donizetti, “La Traviata” de Verdi, “Tosca” de Puccini,
entre otros grandes títulos de la lírica internacional.
Un poco pobre fue la interpretación de
“Papageno, Papagena”, de W. A. Mozart, en la cual el tenor parecía tener serios
problemas fonéticos con el alemán, y una afinación un tanto dudosa. Su compañera,
estuvo muy por encima en cuanto a calidad vocal, pero en conjunto lograron
completar un trabajo aceptable. Siguiendo con Mozart, y en la misma línea
operística tuvimos el lujo de escuchar
una formidable Reina de la Noche, donde a pesar de algunas notas falsas, deslumbro con una capacidad vocal descomunal
y una gran coloratura, en donde pudo hacerse con ese tan complicado Fa6.
Lo más complicado de este repertorio es su
inmensa popularidad el cual juega como un arma de doble filo. Naturalmente, cualquiera sería capaz de
reconocer fácilmente una nota desafinada al cantar el “Arroz con Leche”, pero
difícilmente un oyente no experimentado pueda reconocer una nota desafinada en
“La Consagración de la Primavera”. Entonces, es allí donde lo popular
(entendido como el pequeño extracto lirica que es medianamente conocido por el público
no consumidor de Opera) se convierte en un verdadero riesgo para los cantantes,
que se enfrentan muchas veces a arias de una importante exigencia vocal.
Durante
la velada, me quede fuertemente impresionado frente al enorme talento del tenor
que canto “E lucerva le stelle” de Tosca (Puccini). Un sentimiento, una
pasión, y una voz que bien podría estar al nivel de las grandes salas del
mundo. Quizás este fue uno de los platos más fuertes de la noche, en conjunto
con “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen”, y “Una furtiva lagrima”.
No puedo dejar pasar algunas impresiones que
me dejo la orquesta acompañante. El hecho de que hubiera una orquesta en vivo
no me pareció mala idea, pero no puedo
evitar mencionar que sonó (por momentos) muy mal, especialmente en el área de
las cuerdas. Otro grave problema era el fuerte desbalance que existía en
cuanto a sonoridad entre los mismos instrumentos. Por momentos los vientos
tapaban las cuerdas; incluso los más
sutiles acompañamientos sonaban al ras de la línea melódica. Si bien no siempre, en algunas ocasiones
dio la sensación que los cantantes de hallaban cantando sobre un MIDI.
Reconozco que es difícil que una orquesta suene de manera aceptable al aire
libre, y menos en esas condiciones tan poco propicias, por lo que realmente
dudo si no es preferible en estos casos que la música este grabada en un
estudio profesional y suene con una calidad muy superior.
Juventus Lyrica frente a la Iglesia Ntra. Señora del Carmen, en Cañuelas. (Foto: Juventus Lyrica) |
De
parte de Cañuelas no hubo ningún atisbo por intentar dar a conocer que es lo
que se escucha, ni lo que se canta, ni quienes lo hacen. Es decir, en
ningún caso se anunció cada obra antes de ser interpretada, como así tampoco se
nombró en cada oportunidad a los cantantes que muchas veces se llevaron sendos
aplausos. Esto forma parte de una gran
falencia cultural la cual cuesta reconocer. No existe concierto donde no se den a conocer, o bien, se nombren cuáles
son las obras que serán interpretadas. Esto suma a la hora de darle un sentido
a la obra, y brinda una contextualización muchas veces necesaria.
En fin, cada aria tiene un sentido musical
pero también contextual que es el que permite que esa obra exista y se
constituya como tal. Despojarla de este contexto, es despojarla de parte de su
sentido de existencia.
Finalmente, siento que es positivo que
Cañuelas comience a acercarse a este tipo de arte, pero siempre y cuando se
haga con el debido respeto para los músicos, y los artistas que se presentan. Resulta casi vergonzoso que teniendo un
teatro municipal de las dimensiones del nuestro, tengamos que seguir utilizando
una plaza con olor nauseabundo para poder apreciar este tipo de espectáculos,
cuando claramente toda la gente que se hallaba en ese momento entraba
tranquilamente sentada en el teatro.
El estado del teatro refleja el estado de nuestra cultura, y en tanto y cuanto,
no se adopte una política seria que valore la expresión artística teatral y
musical seguiremos siendo un pueblo sumergido en el eterno letargo de los
incultos.